Leo, entre una mezcla de estupor e indignación, que el aclamado torero José Tomás ha hecho entrega de 200.000 euros a trece asociaciones catalanas sin ánimo de lucro que ayudan a los más desfavorecidos, gracias a la corrida benéfica que celebró recientemente en Barcelona. Entre los agraciados se encuentran Payasos Sin Fronteras, Pare Manel y Down Lleida.
Podría empezar diciendo que no es ético recibir fondos para tales nobles causas con billetes manchados de sangre, de sangre de un animal que ha sido torturado. Y claro sería tachado de reaccionario y de blasfemo. Pero lo siento, la ética no entiende de fronteras, de banderas, ni de especies. Y no es ético torturar vilmente a seis animales y beneficiarse de ello, aunque sea sin ánimo de lucro.
Pero, además, detrás de este supuesto acto caritativo, se esconde un autobombo de la tauromaquia que rezuma pedantería. Por supuesto, que en tiempos de crisis económica y de valores, hay que hacer promoción de un negocio. No nos engañemos. No es fácil presentar la muerte como arte. Pero si el requisito para hacerlo es la matanza de un animal, y los organizadores son los titiriteros de la maldad, todo vale. Y si encima son quienes se lucran fomentando la diversión a costa de la vida de un animal también vale todo. Pero además necesitan justificar y enfocar la atención de los consumidores y usuarios en la supuesta utilidad de su negocio apoyando obras de interés social. Por ejemplo, a través de una corrida de beneficencia, como es el caso de Tomás. Un acto aberrante e ignominioso que, sin embargo, puede servir de reclamo para tranquilizar algunas conciencias. Sobretodo, si el baño de sangre beneficia supuestamente a un asilo de ancianos, las hermanitas de los pobres, una asociación que ayuda a los niños con síndrome de Down como la Down Lleida. O, también, a instituciones como la Asociación Española Contra el Cáncer o la Cruz Roja, que también entró a formar parte del negocio taurino hace algunos años con la explotación del servicio de alquiler de almohadillas en La Maestranza de Sevilla.
Lo llamarán solidaridad. Pero es una carnicería impresentable que amenaza con ahogar con sangre, incluso, a aquellos que recibirán el dinero. Claro. Es más fácil manipular con el baño de lágrimas y la pena. Porque disfrazarlo de solidario es menos sangriento. ¡Qué falacia!
Está claro que la presentación de la Fundación José Tomás a bombo y platillo en Barcelona no es casual. Hay acciones solidarias en donde reina la superficilidad, la pura chulería de alguien que se cree el Mesías de la tauromaquia y la pura vanidad. Y el resultado es la muerte de un animal noble que no era necesario que muriese. La solidaridad, como yo la entiendo, no requiere de preguntas, pero la belleza del altruismo no se puede basar en la sangre gratuita y maliciosa. Esta solidaridad mal entendida por parte de José Tomás y sus acólitos, amén de sus terminales mediáticas, puede ser muy glamourosa y un lavado de cara importante. Pero para mí es maldad. Y la maldad siempre es indigna.
dissabte, 10 d’octubre del 2009
"UNA SOLIDARIDAD BAÑADA DE SANGRE"
Article de Javier Montilla publicat al diari on line El Librepensador:
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De fet el problema es que les ONGs en general no tiren endavant amb fons independents perquè la gent no s'implica, probablement perquè no li resulta suficientment atractiu o perque no te diners, i a la fi les ONGs (totes) es tenen que vendre a qui sigui; toreros, multinacionals, entitats financeres, goberns, distribuidores de menjar, mitjans de comunicació... potser entre tot aquests cosmos maligne, Jose Tomás és dels menys dolents del paisatge dels patrocinadors. Es a dir; que no ho tingueu tot tant clar.
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