dimecres, 23 de setembre del 2009

NACEN SIN VOZ

Article publicat al bloc "El Mundo de Álvaro".
Aburrido ya de las gracias de mi perro Bobo, un pastor de 3 años, decidí jugar con él de una manera diferente. Lo dejé con hambre y con mucha sed por un día entero. Luego quise saber qué le pasaba si en vez de agua, le ponía en su bebedero leche de magnesio. El estúpido se lo tomo todito. Me miraba esperando que le diera algo de comer, pero opté por encerrarlo para que no me molestase. Lo puse en el oscuro desván de mi casa y te juro que si no es porque en la noche escuché un aullido, no hubiese recordado que el pobre estaba metido ahí. Como ya era muy tarde, lo dejé que se durmiera. Ya en la mañana lo fui a buscar y había diarrea por todos lados. Me imagino que hizo efecto el magnesio y la verdad, se notaba muy débil y algo alterado por la luz que le daba directo en los ojos, pero yo me levanté con más ganas de jugar, así que le cogí del rabo, le pegue una patada en los testículos y empecé a pincharle con un tenedor. Realmente me pareció divertido, algo en él y en mí había cambiado. Ya no era más mi mascota. Se estaba defendiendo y me comenzó atacar. Sentí susto pero sabía que estaba débil por la diarrea y las heridas del tenedor. Un poco más y me desgarra una pierna. Agarré un hierro y lo puncé, al desgraciado no le importó y no huyó, siguió intentando herirme, como si la venganza lo motivara, pero al fin y al cabo es un animal y yo podía adivinar cada movimiento que el hacía. No me percaté de las heridas de Bobo, ya que su pelo negro tapaba de alguna manera el rojo de su sangre. No fue hasta que salió un chorro de sangre por su boca. Él estaba agotado, su lengua lo delataba, no la podía esconder, me dio lástima el infeliz. Pero qué le podía hacer, ya estaba muy herido y aun así quería atacar. No tuve más remedio que parar su sufrimiento. Lo atravesé con el hierro y ahí quedó lo que era Bobo. Antes de que pienses que soy un despiadado, cambiemos a Bobo por un toro. Entonces qué sería yo... ¿Un maestro...? ¿Un artista...? UN TORERO. Un ser vivo es un ser vivo, sea un perro, un gallo, una tortuga o un toro. Siente y sufre. No nos dejemos engañar por los psicópatas que promocionan los eventos taurinos. No juguemos con el dolor ajeno. "Nacen para eso", dicen algunos. Sinceramente, para eso es mejor no nacer. Difunde esta idea, promociona un mundo sin violencia, ayuda a los que no tienen voz... NO A LA TAUROMAQUIA.

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